Ensemble NeoArs Sonora, es un conjunto de una auténtica solvencia artística

Publicado en el diario IDEAL

Ensemble NeoArs Sonora, es un conjunto de una auténtica solvencia artística. Llenaron la sala B del Falla, aunque el programa era difícil y complicado. Pero cuando la música es buena...

El grupo denominado Ensemble NeoArs Sonora, es un conjunto de una auténtica solvencia artística. Nombres como Juan Carlos Chornet, Antonio Jesús Cruz, Atsuko Neiirishi, Marc Paquin, Kathleen Balfe, Noelia Arco, etc, hacen presentir que el resultado de sus actuaciones tiene que ser especialmente interesante, porque hay solvencia, hay preparación, hay trabajo y, sobre todo, hay un profundo sentido de amor a la música. Han demostrado una técnica prodigiosa, han demostrado cómo se debe interpretar la música de nuestros días. Han puesto su técnica, su preparación, al servicio de obras difíciles, que requieren un gran esfuerzo y que ha supuesto una respuesta del grupo totalmente positiva. Han salido a hacer música y la han hecho y muy bien. Formidable, por ejemplo Atsuko Neiirishi en la siempre compromentida ejecución de Zayin VI, donde no hay ni una sola concesión, donde Francisco Guerrero ha buscado la pureza musical en su sentido más estricto, sin connotaciones, sin soportes literarios, sin más que la música pura en todo su esplendor, lo que no es poco. Neiirishi ha sabido entender el mensaje y se ha puesto al servicio de la obra, donde se exige mucho, muchísimo, al instrumento que está casi al límite de sus posibilidades y que requiere una técnica excepcional para su ejecución. Brillante, seguro, muy musical Antonio Jesús Cruz con la difícil y hermosa Toccata de Juan Alfonso García, con audacias creativas que denotan la perfecta técnica del compositor, su profundo conocimiento de la música de todos los tiempos. Obra hermosa, virtuosística y de gran hondura ha tenido en Cruz intérprete afortunado, completo. Una meritoria actuación.

Todo un programa, caracterizado por la calidad y por la brevedad, se desarrolló en la mañana del domingo en torno a Francisco Guerrero Marín, compositor jiennense, de Linares, pero con fuerte vocación granadina, aunque Granada no siempre le respondió estando a la altura de las circunstancias. El Auditorio Manuel de Falla, en su sala B, se vistió de gala para recibir la música de Guerrero y la de los discípulos de Guerrero, e incluso una obra del maestro Juan Alfonso García, tan decisivo en la formación musical de Francisco.

Se llenó la sala B, aunque el programa era difícil, complicado y, según creen algunos, apto sólo para iniciados. Pero no es así, cuando la música es buena, cuando el que la recibe lo hace sin prejuicios, desde una sana expectativa, entonces se demuestra que la música fluye y brota como sentimiento artístico, como producto de la reflexión humana, como obra de la civilización y que cualquier persona, iniciada o no, pero con sensibilidad, con sentimiento artístico, está propicio para recibirla, para entender el mensaje artístico que encierra.

El grupo denominado Ensemble NeoArs Sonora, es un conjunto de una auténtica solvencia artística. Nombres como Juan Carlos Chornet, Antonio Jesús Cruz, Atsuko Neiirishi, Marc Paquin, Kathleen Balfe, Noelia Arco, etc, hacen presentir que el resultado de sus actuaciones tiene que ser especialmente interesante, porque hay solvencia, hay preparación, hay trabajo y, sobre todo, hay un profundo sentido de amor a la música. Han demostrado una técnica prodigiosa, han demostrado cómo se debe interpretar la música de nuestros días. Han puesto su técnica, su preparación, al servicio de obras difíciles, que requieren un gran esfuerzo y que ha supuesto una respuesta del grupo totalmente positiva. Han salido a hacer música y la han hecho y muy bien. Formidable, por ejemplo Atsuko Neiirishi en la siempre comprometida ejecución de Zayin VI, donde no hay ni una sola concesión, donde Francisco Guerrero ha buscado la pureza musical en su sentido más estricto, sin connotaciones, sin soportes literarios, sin más que la música pura en todo su esplendor, lo que no es poco. Neiirishi ha sabido entender el mensaje y se ha puesto al servicio de la obra, donde se exige mucho, muchísimo, al instrumento que está casi al límite de sus posibilidades y que requiere una técnica excepcional para su ejecución. Brillante, seguro, muy musical Antonio Jesús Cruz con la difícil y hermosa Toccata de Juan Alfonso García, con audacias creativas que denotan la perfecta técnica del compositor, su profundo conocimiento de la música de todos los tiempos. Obra hermosa, virtuosística y de gran hondura ha tenido en Cruz intérprete afortunado, completo. Una meritoria actuación.

Y estas dos actuaciones del maestro -Juan Alfonso- y el discípulo Guerrero- se han completado con importantes obras de compositores discípulos de Guerrero, de la órbita estética del maestro pero con su propia personalidad cada uno. César Camarero que ofrece una obra que requiere un virtuosismo de todo el conjunto.

O la belleza espléndida de los Episodios de Jesús Torres, muy personal, con exquisito tratamiento, siguiendo los no cánones de la estética actual; o el colofón brillante de la obra de Carlos Satué, donde incorpora las láminas y donde su obra queda dotada de una sutileza, de un fluido encanto sin renunciar al recio vigor que tantas veces apareciera en la obra de su maestro, de Francisco Guerrero.