Publicado en Scherzo
Del primer ensemble hay que destacar su interés por interpretar y transmitir el patrimonio sonoro que actualmente se está gestando en España, poniendo énfasis en la mujer compositora. Ofrecieron un ejemplo con la obra Prénom C de la granadina Irene Galindo Quero en la que las más diversas sonoridades, como el arrastrar muebles, el tintineo cerámico de una taza en su platillo, la caída de objetos o portazos se mezclaban con la acción musical de un septeto de instrumentistas entre los que destacó la percusionista Noelia Arco como elemento aglutinador de la actuación conjunta, que tuvo constantemente un marcado carácter cinético. Otro momento destacado, por la forma narrativa de la obra, fue la interpretación de Racconto in blu en la que su autor, Juan de Dios García Aguilera, sustituye los tiempos verbales del lenguaje por la memoria sonora, añadiendo una dimensión temporal simbólica a la escucha del oyente, al acentuar la estratificación de los instrumentos dentro de un acusado efecto polirrítmico. La sensación que deja en el espectador es de ser una obra de plástica estructura sonora con un intenso determinismo musical.
La aportación de la compositora algecireña Diana Pérez Custodio al programa fue su quinteto El que no sueña no vive, implementado con sonido electrónico y proyección de imágenes. La concatenación de sus tres secciones da a esta obra una destacada cohesión formal. El concierto se completó con dos solos, uno de clarinete titulado Studio da concerto del maestro milanés Bruno Bettinelli, impulsor del neoserialismo en Italia, en el que el granadino David Calvo manifestó expresiva musicalidad. El otro, para piano, fue la composición titulada Paris op.47 del maestro granadino Nicanor de las Heras, en el que Antonio Jesús Cruz supo reflejar con electrizante tensión el evolucionado sesgo lisztiano de esta página pianística.
Las jornadas antepenúltima y última de la presente edición del FMC de Córdoba han estado ocupadas por dos grupos que han querido mostrar su compromiso con la música contemporánea en el caso del Ensemble NeoArs Sonora, y un estado de extrañamiento, entendido este concepto como distanciamiento del oyente o espectador del hecho musical como se deriva del título dado a su concierto, Verfremdungseffekt, en el caso de los percusionistas del Synergein Project, en el que la recreación y la pedagogía constituyen las líneas maestras de su proposición musical.
Del primer ensemble hay que destacar su interés por interpretar y transmitir el patrimonio sonoro que actualmente se está gestando en España, poniendo énfasis en la mujer compositora. Ofrecieron un ejemplo con la obra Prénom C de la granadina Irene Galindo Quero en la que las más diversas sonoridades, como el arrastrar muebles, el tintineo cerámico de una taza en su platillo, la caída de objetos o portazos se mezclaban con la acción musical de un septeto de instrumentistas entre los que destacó la percusionista Noelia Arco como elemento aglutinador de la actuación conjunta, que tuvo constantemente un marcado carácter cinético. Otro momento destacado, por la forma narrativa de la obra, fue la interpretación de Racconto in blu en la que su autor, Juan de Dios García Aguilera, sustituye los tiempos verbales del lenguaje por la memoria sonora, añadiendo una dimensión temporal simbólica a la escucha del oyente, al acentuar la estratificación de los instrumentos dentro de un acusado efecto polirrítmico. La sensación que deja en el espectador es de ser una obra de plástica estructura sonora con un intenso determinismo musical.
La aportación de la compositora algecireña Diana Pérez Custodio al programa fue su quinteto El que no sueña no vive, implementado con sonido electrónico y proyección de imágenes. La concatenación de sus tres secciones da a esta obra una destacada cohesión formal. El concierto se completó con dos solos, uno de clarinete titulado Studio da concerto del maestro milanés Bruno Bettinelli, impulsor del neoserialismo en Italia, en el que el granadino David Calvo manifestó expresiva musicalidad. El otro, para piano, fue la composición titulada Paris op.47 del maestro granadino Nicanor de las Heras, en el que Antonio Jesús Cruz supo reflejar con electrizante tensión el evolucionado sesgo lisztiano de esta página pianística.
La jornada final propició la escucha de una de las obras maestras de música española para percusión escrita por el linarense Francisco Guerrero Marín a finales de la década de los setenta del pasado siglo: el cuarteo Acte Prealable. Contar con un grupo como Synergein Project liderado conjuntamente por el percusionista Sisco Aparici y el creador electroacústico Vicent Gómez Pons es todo un lujo por el arte y la profesionalidad que siempre ponen en sus proyectos y actuaciones. El resultado de su interpretación fue verdaderamente sobrecogedor, hasta el punto de provocar el más cerrado aplauso de todo el festival. La densidad polirrítmica y el elaboradísimo contrapunto que encierra esta obra fueron expuestos con un rigor técnico sobresaliente y una convicción emocional absoluta por parte de los cuatro componentes del grupo liderado por Aparici. Se debe resaltar la incorporación del joven percusionista cordobés Nicolás García Bartolomé, que contribuyó al éxito del montaje de esta imponente obra, que reafirmaba el título brechtiano con el que Synergein Project quiso denominar el programa.
Éste se inició con una espectacular versión de Jeu, escrita por el destacado tecnócrata musical Carlos D. Perales, de quien oímos su excelente Retórique en la segunda jornada del Festival. En este "juego", el sonido de dos marimbas y el fondo acústico electrónico se funden produciendo un magnífico efecto de irisación sonora. Continuó la velada con Arquitecturas del eco para trío percusionista de José María Sánchez-Verdú donde el compositor explora las texturas sonoras de materiales como la madera, la piedra, el metal o el mismo aire en movimiento con la intención de encontrar música en la propia naturaleza de las cosas. Su interpretación fue verdaderamente subyugante. Continuó el programa con la obra 4 Temperamentos escrita conjuntamente por Reyes Oteo y Diana Pérez Custodio con la que han querido musicar los cuatro caracteres hipocráticos de los que parte el moderno pensamiento psicológico identificándolos con diferentes estados de ambientación sónica.
De muy interesante hay que calificar la impresión que produce la motórica obra Splitting 32.1 del alemán Michael Maierhof que, en su afán de exploración sonora, ha llegado hasta plantearse la posibilidad de hacer música con globos aerostáticos. En este caso ha sido la amplificación del sonido (ruido) de electrificados minirrotores. El programa ofrecía otro ejemplo de extrañamiento con el dúo de percusión y piano imaginario del audaz tecnócrata de los sonidos Benjamin Hackbarth titulado Am I a Particle or a Wave?, donde se contrapone el ruido a la expresión musical con la intención de reforzar su distinción perceptiva en el oyente. Se interpretó antes que la obra de Guerrero ya mencionada, que significó una magnífica conclusión de un festival en el que la más reciente música contemporánea ha sido absoluta protagonista desde una perspicaz selección de su director, Juan de Dios García Aguilera, buen escrutador de las infinitas corrientes estéticas que hay en la actual composición culta. El apoyo económico del Ayuntamiento de Córdoba a este festival es un raro y a la vez loable ejemplo de cómo las instituciones públicas pueden hacer una gran labor de apoyo en la difusión de la cultura de vanguardia.